
En septiembre de este año, al bajar del escenario de LéaLA (el festival del libro y feria literaria de Los Ángeles), recién concluido el panel “TRANSformaciones literarias” en el participaba, me indicaron que me acercara a un rincón de los jardines de la Plaza de la cultura y las artes donde me esperaba el fotógrafo del festival para una sesión de fotos.
Todavía en estado de shock, empapadita de sudor angelino y sin saber si quiera las pintas que llevaba, acudí al estudio de fotografía improvisado debajo de un árbol (creo recordar) con unas telas negras, un foco altísimo y una sencilla silla plegable. Allí me esperaba Paco Herrera; todo un profesional que me hizo sentir como en casa a pesar de la incomodidad del momento y las ganas que tenía de salir corriendo.
El resultado es una colección de fotos que creo, capturan la persona que soy y en la que me voy convirtiendo. Véanse, por ejemplo, esas centelleantes canas.
Todo mi agradecimiento a LéaLA por el detalle y a Paco por su talento y profesionalidad. Gracias a ellos, esta autora ya tiene fotos promocionales para rato.
