Imposible no atender a una convocatoria invitándonos ahora mismo en Estados Unidos a un espacio de discusión transdisciplinario en torno a la creación literaria, a reflexionar sobre lo que significa escribir desde identidades latinoamericanas e hispanohablantes en conversación con otras lenguas y geografías, a hablar de cuerpos en su multiplicidad y del arte como un territorio de resistencia para construir memoria y mundos alternativos. ¡Tóma ya!
Como decía, no pude resistirme y envié mi propuesta Desando el camino de mis muertas con la escritura de dos manuscritos comunicantes: “El tiempo de la libélula azul” y “Caminantas”. ¡Alegría la mía cuando la aceptaron!
TEXTO DE LA PROPUESTA — Los manuscritos comunicantes en los que estoy trabajando son El tiempo de la libélula azul (ensayo testimonio en el que me pregunto si es posible otro tipo de duelo tras la muerte de la madre a partir del momento en el que empieza a visitarme mi recientemente fallecida madre en forma de una libélula azul) y Caminantas (ensayo testimonio histórico familiar en el que desando el camino de mis ancestras en los territorios del South West para explorar sus resistencias desde el aferro a un idioma español nuevomexicano al que se negaron a renunciar emparejándose con inmigrantes de habla hispana y/o emigrando a territorios en los que el idioma de la comunidad era el español o uno de sus dialectos). Ambos manuscritos están unidos por una serie de vasos comunicantes cuya materialidad más inmediata está en las historias de familia en el territorio de Estados Unidos contadas por mi madre desde mi infancia y juventud en España, las dos entrevistas grabadas que le hice en un espacio de quince años, mensajes por WhatsApp, el archivo histórico genealógico en el que trabajó a lo largo de su vida (primero visitando iglesias y archivos, y después, una vez ya casi inmovilizada bien avanzada su enfermedad, a partir de los archivos digitales puestos a disposición del público en Estados Unidos), fotos y videos personales y ¡hasta una playlist en Spotify diseñada por mi madre! La inmaterialidad de estos vasos comunicantes requiere todavía más indagación e introspección por mi parte, porque pertenece a una bella y dura historia personal, familiar y territorial a la que hay que mirar de frente por mucho vértigo que cueste. Mi proceso de escritura incluye, además del uso de los materiales expuestos más arriba, haber traído el archivo entero de mi madre, junto con sus cenizas, desde su hogar en España hasta el mío en California; un solitario viaje en coche de dos semanas con mi perro y las cenizas de mi madre desandando los movimientos migratorios de nuestras ancestras del que acabo de regresar; un segundo viaje el año que viene de trabajo archivístico y de entrevistas; conversaciones con primas segundas y terceras; y lecturas entorno al duelo y la historia del idioma español en dichos territorios, incluyendo la creación de mi propio glosario de cara a la escritura de Caminantas. Se podría decir que no tengo un solo proceso de escritura, sino que cada proyecto individual demanda de mí su propio proceso.
Este mes de octubre todos los caminos de la literatura y la resistencia llevan a Houston
Y a Houston llegaré justo antes de Halloween con mi ponencia bajo el brazo a reflexionar junto a mis compañeres de mesa sobre LA RESONANCIA DE LOS ARCHIVOS AFECTIVOS.
El programa que han preparado les estudiantes del Ph.D de Cristina Rivera Garza es impresionante. Voy dispuesta a compartir, a acompañar, a aprender, a interrogar y a expandir el rico territorio de mis dos manuscritos para que resulten los libros que merecen.








