Joan Pinkvoss, pierdo una jefa pero gano una amiga

Llegé a Aunt Lute Books en busca de un trabajo de media jornada compatible con mi familia, mi escritura, mi salud; necesitaban a alguien para encargarse de Operaciones de cara a la jubilación de una de sus co-fundadoras y directora durante casi cuatro décadas, Joan Pinkvoss. De eso hace cinco años.

El puesto de Directora de Operaciones había estado vacante durante algún tiempo porque la trayectoria de este proyecto editorial feminista de espíritu colectivo siempre ha sido así, gente yendo y viniendo, entrando y saliendo, equipos de tres, cuatro, cinco… de hasta trece mujeres “cocinando” libros impublicables en cualquier otra parte, pero siempre con la imperturbable permanencia de esa editora que entendió desde el principio que para apoyar a sus autoras tendría que hacer no sólo de acompañante y partera de textos, sino de braga, faja, sostén y boina, y de electricista, empaquetadora, mensajera, vendedora, negociadora, y ¡hasta de operadora de imprenta! En Iowa (de donde es graduada en poesía por el Iowa Writers’ Workshop de la generación de Joy Harjo) y antes de fundar la Iowa City Womens’ Press para dar salida a la escritura de mujeres, sobre todo lesbianas, de las que parecía haberse olvidado el movimiento feminista de los 70, Joan y sus compañeras entendieron que de nada valdría editar textos si no había ninguna imprenta dispuesta a imprimirlos. Así que aprendió a usar la máquina Multilith 1250, que bien podría haberse llamado la Multi(Li)lith. Así nació el primer proyecto editorial y de imprenta del que brotaría Aunt Lute Books. Su primer libro, The Greasy Thumb Automechanics Manual for Women, es un testamento a ese proyecto hecho por mujeres y para mujeres.

Pero nada de esto lo hizo sola, y la primera en relatarlo a lo largo de las breves conversaciones que hemos tenido a la hora de la comida, de camino a alguna feria del libro, batallando con la copiadora o con un interruptor de la luz, haciendonos un cafecito o transportando libros del almacén a UPS, es ella misma. Pinkvoss es una trabajadora incansable, lectora insaciable, práctica, introvertida, privada, cooperante, cabezota, inteligente, sensible, resiliente, humilde y sobre todo, una ávida creyente y aprendiz del trabajo de otras mujeres. Por eso, de sus correrías no me entero porque me las cuente ella, sino que llego a ellas de refilón, a fuerza de escucharle hablar del trabajo y los esfuerzos de otras mujeres con las que ha colaborado a lo largo de los años. Así surgen nombres de sobre conocidos como Gloria Anzaldúa, Audre Lorde o Alice Walker, pero también Barb Wieser (c0-fundadora de Aunt Lute Books), Norma Elia Cantú, Rusty Barceló, Cindy Cleary (su compañera desde hace varias décadas, a través de ella conoció a Anzaldúa), Julie Enszer, Melanie Kaye-Kantrowitz, Judy Grahn, LeAnne Howe, Carol Seajay… una lista interminable de mujeres de cuyo trabajo ahora yo también aprendo.

Como persona y como editora, siempre pone por delante las necesidades y el trabajo de sus compañeras y de sus autoras. Así aprendo que la visión y la voz de la autora es lo más importante, y que como editorial, todo lo que hacemos debe estar a su servicio. Para muestra un botón: Aunt Lute Books usa desde hace años el mismo modelo de contrato de apenas dos páginas, redactado por un abogado y autor, con la idea de ponerlo todo, absolutamente todo, al servicio de la autora y de su libro (es un modelo de simplicidad, claridad y eficacia; a su lado, los contratos editoriales de hoy en día parecen textos bíblicos). Otro botón como muestra del compromiso de la editorial con sus autoras es que Aunt Lute Books no cree en la descatalogación de libros, independientemente del número de ejemplares que se vendan al año. Aquí un último botón: Aunt Lute Books se enroguellece de ser trampolín desde el que impulsar las carreras de autorxs hasta entonces menos conocidas como irene lara silva o Julián Delgado Lopera o (esperamos) las autoras de nuestros dos próximos libros, Kathya Alexander y Michele Tracy Berger.

De como mi trabajo en Aunt Lute Books bajo la guía de su directora influenció mi escritura ya he hablado otras veces. Digamos que sin ellas Nombrar el cuerpo no habría sido el mismo libro, ni lo serían los manuscritos en los que estoy trabajando.

Joan Pinkvos se dispone a dejar la dirección ejecutiva y editorial de Aunt Lute después de cuatro incansables e imperturbables décadas al timón. Por mi parte, yo perderé una jefa, pero gano una amiga, una de esas amigas de las que no me cabe duda nunca dejaré de seguir aprendiendo.