RESEÑA de Patricia sigue aquí en El Miami Review

Las reseñas no caen del cielo, por eso se publican con cuentagotas; sino que las producen mentes lectoras inquietas y curiosas como la de NATA NAPOLITANO que ha escrito una hermonísima y bien redonda reseña sobre mi novela. ¡Gracias, gracias, gracias a Napolitano y al Miami Review!

El duelo como epicentro: Patricia sigue aquí y la alquimia del dolor cotidiano

“Patricia sigue aquí, de María Mínguez Arias, es una novela sobre la orfandad amorosa… una novela necesaria y hermosa, que captura con delicadeza y claridad la devastación de una pérdida amorosa, la resiliencia cotidiana y la capacidad de los cuerpos y las palabras para seguir diciendo presente, incluso cuando todo parece haberse ido.”

La reseña completa puede leer AQUÍ

PUBLICATION Essay in Women’s Studies Quaterly

The Rotten Department, included in my memoir and essay collection Naming the Body: A Queer Woman’s Restorative Mapping fo the Self (Mouthfeel Press, 2026) was just published in the Fall/Winter issue of Women’s Studies Quaterly BODY MATTERS, as translated by National Book Award winner for Translated Literature, Robin Myers.

Project Muse gives access to the entire text. For those interested it can be found here.

Thank you so much to the editors Sherren Inayatulla and Andie Silva for including my exploration through memory and language of institutional (in this case, university) violence toward women’s bodies in my native country. By mirroring academic language and formatting, it confronts the very institution on its own turf. And yet the blank space becomes the negative space or the void that refuses to share the space or to put the spotlight on that same institutionalized violence.

ENTREVISTA Revista Suburbano, Miami

En esta entrevista nos adentramos en Nombrar el cuerpo, un libro que atraviesa géneros, fronteras y experiencias con una voz profundamente personal y colectiva a la vez. La autora, María Mínguez Arias, nos invita a recorrer un mapa lingüístico y emocional donde el cuerpo —femenino, queer, migrante y materno— se convierte en territorio de resistencia, reconstrucción e identidad. A través del humor, la memoria y la hibridez literaria, su obra abre un diálogo con una tradición feminista que va desde Audre Lorde hasta Our Bodies, Ourselves, y plantea nuevas conversaciones para las generaciones futuras.

– NATA NAPOLITANO

Güau, el pride and joy de poder conversar con la revista Suburbano sobre memoria, lenguaje, liberación y el proceso de escritura de Nombrar el cuerpo (Editorial Egales/España; El BeiSmAn Press/USA; 2022) que, por cierto, ¡sale publicada en inglés el año que viene por Mouthfeel Press con traducción de Robin Myers y bajo el título de Naming the Body: A Queer Woman’s Restorative Mapping of the Self!

Con la misma clarísima mirada lectora que ya utilizó para ecribir la reseña de Nombrar el cuerpo, Nata Napolitano disecciona con cinco preguntas mi escritura del libro. Os invito a leer aquí. Esta entrevista os va a encantar.

Aceptada mi postulación para El PRIMER CONGRESO DE ESCRITURA CREATIVA EN ESPAÑOL de la Universidad de Houston

Imposible no atender a una convocatoria invitándonos ahora mismo en Estados Unidos a un espacio de discusión transdisciplinario en torno a la creación literaria, a reflexionar sobre lo que significa escribir desde identidades latinoamericanas e hispanohablantes en conversación con otras lenguas y geografías, a hablar de cuerpos en su multiplicidad y del arte como un territorio de resistencia para construir memoria y mundos alternativos. ¡Tóma ya!

Como decía, no pude resistirme y envié mi propuesta Desando el camino de mis muertas con la escritura de dos manuscritos comunicantes: “El tiempo de la libélula azul” y “Caminantas”. ¡Alegría la mía cuando la aceptaron!

Este mes de octubre todos los caminos de la literatura y la resistencia llevan a Houston

Y a Houston llegaré justo antes de Halloween con mi ponencia bajo el brazo a reflexionar junto a mis compañeres de mesa sobre LA RESONANCIA DE LOS ARCHIVOS AFECTIVOS.

El programa que han preparado les estudiantes del Ph.D de Cristina Rivera Garza es impresionante. Voy dispuesta a compartir, a acompañar, a aprender, a interrogar y a expandir el rico territorio de mis dos manuscritos para que resulten los libros que merecen.

Los libros que me acompañan durante la escritura de mis dos manuscritos comunicantes (promo del Congreso)

RESEÑA de Nombrar el cuerpo en El Miami Review

“Hay libros que iluminan, otros que acompañan, y algunos que directamente sostienen. Nombrar el cuerpo pertenece a esta última categoría. Su lectura deja la sensación de estar frente a una escritura que no se ofrece desde la distancia, sino desde la carne, como un mapa abierto que invita a pensar nuestros propios cuerpos: lo que hemos callado, lo que hemos aprendido a ocultar, lo que podemos empezar a decir.”

NATA NAPOLITANO

Mi corazón tiene una reserva de crítica y crónicas escritas por escritoras melómanas o deportistas y periodistas musicales o deportivos, llamémosla literatosfera de todo lo musical y deportivo. En esos textos la planitud que muchas veces encontramos en la crítica o la crónica literaria se ve sobrepasada por el entramado de conexiones planteadas por la persona firmante; por el complejo contexto social y/o mundo interior en el que bucea la obra musical o por el drama y/o la épica que rodea al evento deportivo.

Todo esto para decir que no me extraña nada que Nata Napolitano escriba crónicas musicales para la revista Suburbano. Aquí comparto la reseña al completo. Tal vez os emocione tanto como a mí:

Nombrar el cuerpo (El BeiSMan Press, 2022), de María Mínguez Arias se despliega como un híbrido de memorias, ensayos, poemas y confesiones. No hay un género único que lo contenga porque lo que late en sus páginas es, justamente, la voluntad de no encajar, de salirse de los moldes —literarios, políticos y corporales— que históricamente han intentado disciplinar a las mujeres y, en particular, a las mujeres queer.

Una escritura encarnada

Desde el primer capítulo, donde relata un desmayo en su propia casa rodeada de bomberos, Mínguez Arias deja claro que la experiencia corporal no es una metáfora sino un territorio político y vital. Los síncopes, las caídas, la maternidad, el dolor menstrual, la enfermedad, el temblor esencial heredado: todo se convierte en materia narrativa. La autora convierte lo clínico en poético y lo íntimo en un registro de resistencia.

“Lo que no se nombra, no existe”, recuerda en un pasaje. Y su libro se vuelve, así, un ejercicio radical de nombrar para existir, para reclamar un espacio propio en el lenguaje y en el mundo.

Feminismo de la piel y la memoria

Nombrar el cuerpo dialoga con la tradición feminista de Audre Lorde y de textos como Our Bodies, Ourselves. Pero lo hace desde una voz muy singular: la de una migrante queer que cruza territorios lingüísticos y geográficos. La escritura oscila entre el castellano y el inglés, entre España y California, entre la experiencia personal y el registro colectivo.

La autora no evade la rabia frente a la violencia patriarcal, pero tampoco se instala en ella como única respuesta. Sus páginas están llenas de humor, de ironía, de ternura hacia sus hijes y su pareja, de solidaridad con otras mujeres. El cuerpo se nombra como herida, pero también como risa y complicidad.

Hibridaciones necesarias

El libro se presenta como un mosaico de géneros: poemas breves que intercalan voces ajenas, ensayos que diseccionan episodios de abuso, fragmentos casi de diario íntimo. Esa mezcla, lejos de dispersar, construye un efecto coral, como si el cuerpo narrado fuera también la suma de otros cuerpos, pasados y presentes, familiares y políticos.

El capítulo sobre la Padrísima Trinidad —esa constelación de figuras masculinas que han intentado regir la vida de las mujeres— se lee con la fuerza de una denuncia, pero también con la lucidez de quien reconoce las fisuras y los aprendizajes que deja el enfrentarse a ellas.

Un libro que sostiene

Hay libros que iluminan, otros que acompañan, y algunos que directamente sostienen. Nombrar el cuerpo pertenece a esta última categoría. Su lectura deja la sensación de estar frente a una escritura que no se ofrece desde la distancia, sino desde la carne, como un mapa abierto que invita a pensar nuestros propios cuerpos: lo que hemos callado, lo que hemos aprendido a ocultar, lo que podemos empezar a decir.

“Mi escritura se ubica en ese centro gravitacional donde convergen… mis identidades de migrante, de mujer queer, de madre y de ocupante de un cuerpo doliente”, declara Mínguez Arias en un momento del libro. Esa declaración no es un epílogo, sino una invitación: a habitar, con todas sus contradicciones, el cuerpo que somos.